Leí recién un post de Juan Freire bastante interesante. Habla sobre las archifamosas redes sociales en Internet.
Me gustó porque pone en cuestión algunas cosas que empezábamos a tomar como algo natural. Dice Freire en un párrafo que “la reciente popularización de los servicios de redes sociales (que podríamos definir como instrumentos tecnológicos para desarrollar redes sociales), en su mayor parte en la forma de empresas que operan en Internet, ha provocado una cierta confusión con el concepto de red social entendida como estructura organizativa y modelo social“.
Muchas veces me sorprendí a mí mismo reflexionando sobre esto, de lo que hablamos poco: redes sociales existieron en tanto existieron individuos viviendo en comunidad. Sin embargo, pareciera que las “redes sociales” como tales surgieron con Facebook o MySpace. Por eso Freire propone distinguir entre las redes sociales como tales de los servicios de redes sociales.
Y es que, creo yo, muchas veces la fascinación por el dispositivo oculta, con sus brillos, su utilidad real. Es como si olvidásemos, finalmente, que un iPhone sirve para hablar por teléfono. Sí, ya sé: y para varias cosas más y es más lindo que sólo un teléfono. Ése es el tema. De ahí surgen a veces algunas de las confusiones.
Facebook, MySpace, LinkedIn, Xing, Hi5, Orkut, Plaxo, Tagged y la lista sigue. Empresas y servicios que nacieron para ofrecernos facilidades que antes existían dispersas en el “mundo analógico”, y que hoy podemos “tener” digitalizadas, condensadas en una pantalla y operables con las teclas de una computadora: las diferentes maneras posibles de mantener nuestras relaciones sociales, mediatizadas y catalizadas en Internet, disimula que redes, y sociales, hubo siempre.
Pero, dice Freire, “los servicios de redes sociales constituyen una simplificación y restricción de la diversidad de interacciones sociales. La tecnología no ha logrado, al menos hasta el momento, traducir completamente a código la compleja y diversa ‘gramática’ de las relaciones entre seres humanos“.
O sea: se simplifica la realidad de las relaciones humanas. Simplificación que, según él, adopta tres formas diferentes. Primero, los servicios de redes sociales uniformizan la información intercambiada con los mismos contactos. Segundo, la complejidad y diversidad de las relaciones en el mundo real no puede ser representada por las opciones que ofrecen estas plataformas. Tercero, no permiten sutilezas en las intenciones de relación (sólo existe “aceptar” o “rechazar”, por ejemplo).
Y lo que me pareció más sugestivo: “asumir lo que podríamos denominar un ‘modelo Facebook‘ como red social y espacio colaborativo limita considerablemente las opciones de creación e interacción, por lo que parecen más interesantes alternativas basados en modelos distribuidos de tecnologías para redes sociales (combinación ‘a medida’ de herramientas de la web 2.0) que, por supuesto, requieren un nivel elevado de competencias digitales para poder gestionar estas herramientas y su integración“.
Todo parecería indicar que las redes sociales, como tales, quedarían mejor representadas por una compleja y “personalizada” dinámica basada en el uso de diversas herramientas de la web 2.0 por parte de cada individuo, que por lo que sean capaces de hacer plataformas como Facebook, por ejemplo.
Dejo acá el link para quien quiera leer el artículo completo. Es largo, pero vale la pena.
fuente: Tendencias Digitales – el blog de
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